11 abril 2005

Qué puto el mundo que nunca se para!

Ahora estoy de "vacaciones". Y digo "vacaciones" porque no estoy haciendo nada de lo que quería hacer en vacacines, pero a cambio hago cosas que no planifiqué y no obstante me han distraído y divertido bastante más que las que tenía pensadas. Supongo que ese es el objetivo de unas vacaciones, así que me quejaré poco, que estoy de buen humor. Una de esas cosas fue ir a comer sushi ayer con mis amiguetes. En el restaurante no se portaron muy allá (se confundieron con los platos, tardaron años en servir a algunos de nosotros, cobraron de más...) pero un barquito de plástico hueco lleno de sushi es un buen barquito de plástico hueco lleno de sushi, y a mí se me pasaron todos los disgustos en cuanto le metí mano al atún con un poco de wasabi de más :D Así soy yo, fácil de contentar y feliz cuando como cosas ricas.

Más tarde, casi al final del día, ocurrió algo que me hizo pensar en lo estúpidos que son los nombres que les ponemos a algunas cosas. Ornitorrinco es uno de ellos, pero no vamos a hablar del sentido del humor de Dios, ¿verdad? Otro es cajas de ahorros... que la mayor parte de las veces deberían llamarse "agujeros negros de ahorros" o "menguadores de ahorros"; al menos yo nunca ví la caja, ni mucho menos los ahorros. La lista sigue con cosas como sacaojos (ya me contarás porqué se usa un arma potencialmente mortífera contra las patatas), bífidus (que nadie sabe qué son, de qué planeta vienen o peor, qué comen), o imperdibles (si nunca encuentras uno cuando te hace falta -como yo- es que no sabes donde están, porque perderse, no se han perdido, seguro). Todo esto viene porque al hecho de tirar tres veces seguidas todos los bolos de la bolera se le llama hacer un Pavo. Así que mi amigo Javi es un pavo y mi amigo Jere es un semi-pavo, porque estuvo a puntito a puntito. El papá de Yor no es un pavo porque no tenía el día fino y porque pagó los bolos, cosa que le agradecemos mucho, mucho, que lo pasamos muy bien. Anécdota completa.

Además de todo lo anterior, cuando esta mañana ha sonado el despertador a las 7, he pensado "Menos mal que aún sigo de vacaciones... pero qué puto el mundo que nunca se para!" Inmediatamente, como en un acto reflejo, he decidido que estar de vacaciones era mucho mejor que subirse al puto mundo que nunca se para y he desconectado la alarma.

Saludos peludos,

Diego