23 abril 2005

¿Qué quieres ser de mayor?

Anoche estuve en un friki-concierto. Resulta que me enteré ese mismo día de que venía a Alicante Carlitos, con su espectáculo Canciones Frikis. Pasaos por su página y descargaos el vídeo del "Baile de la Ducha"; ¡Impagable! Cuando llegué a casa, mis manos se vieron inexorablemente atraídas hacia mi guitarra: tenía que tocar los riffs de algunas de las canciones que había visto y ver si me acordaba de los acordes de otras. Eso me tuvo en trance hasta la hora de acostarse, así que por eso no escribí anoche y estoy escribiendo ahora desde el trabajo, que para eso me pagan. En el concierto nos lo pasamos de miedo, pero a mí me impactó de manera diferente al resto del público, y ahora veréis por qué.

No es ningún secreto (aunque sí es algo reprimido y enterrado) que mi sueño frustrado (sí, tan joven y ya tengo de eso, varios además) es ser estrella del rock. Bueno, del rock exactamente no sé si será, porque no tengo carisma bastante, pero el rollo cantautor sí que me pega más. Por supuesto, como con todo lo que me propongo, surgen problemas. Yo no quería dedicarme a eso en serio hasta haber terminado mis estudios, en la creencia de que si lo de cantautor no salía del todo bien (cosa más que probable, vsito mi éxito en empresas previas) siempre tendría mi título universitario para buscar la realización y el pan trabajando como el resto de mortales. El hecho de que mi carrera académica no tire ni cara al viento debería de darme alguna pista, pero si hay algo que soy más que desgraciao es cabezón. No pienso rendirme sin tener un título universitario, pero a este paso, podría muy bien terminar en el 2015.

Luego vienen las pegas "técnicas": ni mi voz suena tan bien en el escenario como en la ducha (me estoy planteando si el gel que uso no será audiotrópico o algo) ni practico tanto como debería con la guitarra. El equipo es otro problema: tendría que comprar algunos cacharros indispensables para las actuaciones en directo, pero ahora no está el horno para bollos, ni el bolsillo para esos gastos. En la última "actuación" que hice, casi me tiran botellas de cerveza y cafés calientes, porque como el sonido era una mierda, tenía que chillar mucho para que me oyeran y me quedé sin voz a mitad de bolo. Me alegro de que Klaus Meine no estuviera allí (como si alguna vez fuera a tener ese problema! soñar es gratis :P) para ver cómo asesinamos, mutilamos y rematamos "Still loving you".

Supongo que la mayoría de estas dificultades podría superarse con un poco más de decisión por mi parte y un mucho más de trabajo por parte de mis dedos y garganta, pero ya me conocéis: además de cabezota y desgraciado soy un cobarde. Para muestra un botón: en este momento, me dispongo a enunciar, en absoluta primicia, la ley de Murphy-Didacsoy:
"Si hay alguna posibilidad de que algo me haga feliz, lo intentaré irremediablemente con la mitad de energía que requeriría que fuera un éxito".
Por supuesto, el contrario también es verdad:
"Si hay algo que me haga soberanamente infeliz, lo intentaré con el doble de ánimos y tenacidad de los que serían necesarios para arruinarme la vida."


Así las cosas, de momento sigo esperando mi momento. No descartéis que un día de estos me dé el arrebato y me vea atrapado en el torbellino de actividad (siempre había querido escribir esa frase!) propio de los de mi especie y que me sobreviene una vez cada siglo -el de este milenio aún no me ha venido-. Si esto pasa, acabaré la carrera a la velocidad del rayo y me lanzaré a la carretera sin pensarlo, pero hasta entonces, mi existencia sobrevive lamentándose y vagando por los rincones.

Por todo esto, espero que entendáis por qué ver a Carlitos en el escenario haciendo el mono, pasándoselo pipa y entreteniendo a varias docenas de desconocidos me alegra la vida tanto como me llena de amargura y de tristeza. Supongo que no será tan malo si puedo llegar a casa y estar hasta las 6 de la mañana arrancando aullidos a mi guitarra, y podría ser peor: podría ser lolailo.

Hacer balance de mi vida siempre me entristece, pero también es verdad que me obligo a ser positivo, a pensar que aún me queda mucho tiempo y a intentarlo con ganas renovadas. El optimismo es una de las cosas intrínsecamente buenas que quedan en este mundo, no? Así, con el ánimo elevado aunque consciente de mis errores pasados y del trabajo que aún me queda por delante, me despido por hoy.

Buenas noches y Saludos Peludos,

Diego.

2 Opinaciones:

Blogger Didacsoy dijo...

Mmmm... Si eres la misma persona que me recomendó escuchar más Stratovarius me estás empezando a caer MUY bien. Gotthard está en proceso de adquisición. Si se me permite a mí una sugerencia, prueba con Burn the Sun de ARK

3:49 p. m.  
Blogger Didacsoy dijo...

El cantante y el guitarra son noruegos. Aunque en el grupo hay gente de Suecia y EEUU.

8:54 p. m.  

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